Y EL MAESTRO CIRUELA, QUE NO SABÍA LEER, PUSO UNA ESCUELA
Leo el titular “Clase magistral de ZP a los alumnos del PSOE” y entro en una especie de shock límbico que me deja inhabilitado para pensar, de ahí que, con la esperanza de que esto sea algo transitorio, opto por ir a la RAE en busca de un chispazo que restablezca los contactos neuronales en mi cerebro.
Meto “magistral” y me quedo con la tercera acepción.- Dicho especialmente del tono, de los modales o del lenguaje: Afectado, suficiente. Tono magistral. Ínfulas magistrales.
Así sí. Porque a uno, a mí al menos, lo que le trae a la mente la expresión “magistral” es la segunda acepción.- Hecho con maestría. Sostuvo su opinión con razones magistrales. Habló de un modo magistral.
Y, claro, la aplicación de este adjetivo a una clase impartida por el ínclito es lo que me ha dejado obnubilado. Menos mal que el leer la siguiente definición y sus ejemplos me hizo reaccionar devolviéndome a la normalidad.
De manera que ya puedo elucubrar la razón por la que, más o menos, el director del curso y profesor de la Universidad Complutense de Madrid debió de invitar al susodicho. Habrá querido entretener al alumnado con alguna parodia jocosa, y pensando pensando se le vino a la cabeza el personaje de Peter Sellers en su película “Desde el jardín”. Cabecearía entonces contrariado al no poder contar con el actor ya fallecido, cuando de pronto se le encendió el bombillo: ¡pero si tenemos aquí al propio, el auténtico Mr. Chance!
Sí, algo así tuvo que haber sido. Ya me quedo tranquilo.
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