jueves, 19 de noviembre de 2009

EL VIEJITO PIENSA EN EL PENSAMIENTO

EL VIEJITO PIENSA EN EL PENSAMIENTO

porque no puede tener sueños de imposible cumplimiento.
Quizá sea ésta, para él, la diferencia más aplastante, más lacerante, entre la vejez y el tiempo de vida que la antecedió.

Nunca concibió vivir sin soñar ni pudo tener sueños imposibles de realizar. Lo que permitió que después de “Picnic” se pasara la vigilia de muchas noches imaginándose junto a Kin Novak fue el hecho de que, en ese momento, tal circunstancia no le pareciera en absoluto una posibilidad negada.

En el presente no le es posible soñar. Al futuro le falta capacidad para albergar sus sueños, y estos no aceptan una morada de pequeñeces asequibles para disfrutar en el corto plazo, eso no deja de ser una realidad aplazada por la circunstancia de un momento con breve recorrido, algo impropio de un sueño que se precie.

Por eso el viejito, ahora, cultiva pequeñas parcelas de pensamiento en el inmenso terreno baldío que han dejado abandonado sus sueños. Piensa en el pensamiento porque sigue igual de reacio a dar cabida a los imposibles, y siendo, evidentemente, inviable una entidad física como soporte imperecedero para sus pensamientos no resulta, sin embargo, irrefutable que el pensamiento pueda soportarse a sí mismo, como él no ha tenido la experiencia de quedarse sin cuerpo no puede tener la seguridad de lo contrario.
De ahí que, cuando esta noche cierre los ojos, durante el prólogo que antecede a los sueños que el viejito no gobierna, no dedicará el pensamiento a imaginar un futuro de su gusto, sino a degustar un futuro que convierta en eterno presente los pensamientos que él y sus seres queridos han compartido durante toda su vida pretérita. Ni en sus momentos de máxima creación imaginativa podría concebir tan excelsa ensoñación.

1 comentario:

  1. Hermoso. Cada día son más olvidados, quizás porque son consumidores no manipulables, de corta duración. Es una pena no escucharlos.

    Blogsaludos

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